El difícil momento de la lechería y sus derivaciones

La lechería, a nivel mundial, está atravesando por una de las crisis más profundas y extensas de la que se tenga registro.

Argentina no es la excepción. Dado que el mercado interno está plenamente abastecido, se hace necesario exportar un 30% de la producción nacional, lo que nos convierte en actores protagónicos de este difícil momento.

La superproducción mundial de leche, el bloqueo de Rusia (segundo importador mundial de lácteos) y el freno de consumo en China generaron que la leche en polvo, principal producto lácteo exportable de la Argentina, haya sufrido una caída en su precio internacional del orden del  63% en los últimos 15 meses, de us$ 5.000 – marzo 2014- a  us$ 1.850 en la actualidad; y ello sin tener ninguna certeza de que todavía hayamos llegado a un precio “piso” internacional.

Por lo tanto, los principales países lecheros de las distintas regiones del mundo han tenido que afrontar esta crisis con medidas que, naturalmente, no son de las más agradables pero sí inevitablemente necesarias. La principal de ellas fue adecuar el valor de la materia prima (leche) al productor, con bajas muy significativas, en función de los valores internacionales actuales de la leche en polvo. En otros casos más extremos, se han reducido planteles de empleados, entre otras medidas de reducción de costos.  

En este complejo escenario, la Industria nacional ha tratado de sostener en los últimos tiempos sus operaciones habituales, absorbiendo importantes pérdidas económicas, generadas por la caída de precios FOB y el  incremento de costos.

Hoy, la industria argentina, después de tener que atravesar meses de quebrantos que ponen en riesgo su sustentabilidad, se ve obligada a adecuar los precios que ofrece por la leche que recibe de la producción, sabiendo y reconociendo que la crisis llega y toca a toda la cadena productiva.

En este escenario, es probable que ocurran conflictos. Y como uno de los más comunes suele ser el bloqueo de las plantas industriales, nuestra Institución quiere expresar una decisión muy clara: por razones lógicas de operación, cualquier tipo de bloqueo implicará no poder recibir la materia prima.

No somos una excepción en el contexto internacional lechero. Debemos actuar en consecuencia. Son medidas extraordinarias, en un momento muy particular, que afrontamos con la esperanza y la expectativa de comenzar un proceso de recuperación en el  primer semestre de 2016.

Quedará, entonces, en las manos en cada eslabón de la cadena trabajar fuertemente sobre sus costos, tratando de mejorar constantemente la eficiencia y la productividad que nos permita pensar en una lechería sustentable. 

 Fuente: Centro de la Industria Lechera

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